Descripción
Una versión inicial representa el “yo” antiguo, oprimido y sometido por un sistema social competitivo y una economía capitalista despiadada. En contraste, una segunda versión muestra un renacimiento como un fénix liberado de todas las ataduras sociales y económicas.
No es la cantidad de dinero que tenemos lo que determina nuestra verdadera riqueza. La verdadera riqueza proviene de estar conectado con uno mismo y ser capaz de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida todos los días. La felicidad efímera de la ignorancia se pierde con el tiempo, mientras que la conciencia nos da la fuerza y la voluntad necesarias para ser tan felices hoy como lo éramos en el pasado.
Las marcas doradas provienen del interior de la figura, simbolizando que el verdadero valor dorado de cada uno comienza y termina en nuestro interior, y que nuestro cuerpo es solo el continente que guarda nuestro contenido preciado.